¡Madre mía, cómo pasa el tiempo! Ya estamos en julio y eso significa que el blog “Diario de una arquitecta” cumple un añito.
Hora de tomarse una merecida copa de vino, ¿no te parece?
El balance del proyecto es muy positivo, y aunque por supuesto que podría ser mejor, he de admitir que no me puedo quejar. He conseguido muchas cosas.
Creé este lugar online por varios motivos:
- Crear una red de contactos.
- Compartir todo lo que he aprendido y aprendo diariamente con mis colegas.
- Crear una marca personal y reputación.
- Encontrar y descubrir todas las opciones que los arquitectos tenemos.
- Devolver la ilusión a una profesión que aún tiene mucho por ofrecer y dar.
Compaginarlo con un trabajo que consume gran parte de mi tiempo y el 110% de mi energía es realmente complicado, y eso sin tener en cuenta que en el país en el que vivo no tengo accesibles la mayoría de las redes sociales.
Además siempre tengo la sensación continua de que quiero hacer mil cosas y necesito días de 35 horas.
También he de reconocer que aunque me encantaría hacer mil cosas al día, he comenzado a sufrir de la famosa saturación.
Mi señal de saturación máxima es cuando llego a casa sin más ganas que comerme un pedazo de tarta y ver la tele, y así llevo casi mes y medio.
Entre unas cosas y otras no doy para más, por eso estoy bajando el ritmo y ando más desconectada del blog.
Creo que el resumen de este año, puede aglutinarse en el de los últimos meses.
Así que aquí tienes el tercer reporte de “ Diario de una arquitecta”, correspondiente a mayo y junio y que podría reducir en dos palabras:
Agradecimientos y arquitectura.
# Artículos publicados: agradecimientos y arquitectura.
Estos dos meses han sido de completo caos en mi trabajo en Guinea. Esto ha provocado que no sean los más productivos de mi vida, pero me siento muy agradecida a los compañeros que se muestran tan receptivos y generosos a la hora de aceptar y contestar a las preguntas que les envío.
Creo firmemente que de los ejemplos y experiencias de otros compañeros podemos aprender mucho, y voy a continuar por este camino de encontrar arquitectos que están creando cosas tan interesantes como las que estos meses te estoy mostrando:
- Ficherotecnia, entrevista a María González
- AboutHaus: El arquitecto que no quiere diseñar tu casa
- Geles Rivera, una arquitecta y escritora en Qatar
# Artículos publicados fuera de mi web.
Cero.
Cero patatero.
Buhhhhhh, buuuuuuh, fuera.
Todos los gurús de internet indican que para ganar visibilidad y autoridad en la red tienes que publicar fuera de tu web.
Pues bien, efectivamente no he publicado nada de nada fuera de mi cueva.
Pero, alto ahí, porque sí que he tenido un momentazo reseñable, gracias a unos compañeros que difundieron un artículo mío.
Tengo de nuevo que agradecer expresamente a Stepien y Barno que hayan compartido varios artículos míos en su blog.
¿Quieres saber qué sucede cuando hacen esto?
Pues que las visitas se disparan al infinito y más allá, hasta llegar a pensar que estoy teniendo un ataque de robots desde China o Rusia.
Esta es una gráfica de Google Analytics, que sirve para saber:
- Cuánta gente visita tu web.
- Cuánto tiempo permanece en ella.
- Cuántas páginas visitan.
Vamos un espía en toda regla que te indica si te está visitando alguien más que tu madre, y que te aseguro que es totalmente recomendable utilizar si tienes un proyecto online. Será tu chivato para saber si vas por buen camino o no.
# Nuevos objetivos en mente.
Para serte sincera, no me atrevo a comprometerme con nada estos meses.
Y sí, lo sé, me he convertido en una incumplidora profesional.
Esto de no tener palabra es relativamente nuevo para mí, o al menos antes no sentía que me pasaba. Por eso, y al menos en el periodo estival, no voy a prometer nada.
Eso sí, espero en septiembre poder contarte importantes novedades y objetivos salvajes de “Diario de una arquitecta”.
# Inauguración a la vista.
Y ahora viene lo bueno, y es que te voy a contar por qué ando tan saturada.
Como ya te comenté en el reporte anterior, estábamos pendientes la de inauguración de una de las obras. Pues bien, el mes pasado conseguimos inaugurar al fin el parque de 87 hectáreas, de estilo “no chino”, que he estado supervisando durante 5 años.
En esta vida nunca sabes lo que va a pasar, pero te aseguro que si me dicen que iba a ser así, hubiera salido corriendo.
¿Y sabes qué es lo que paso? Que la realidad superó con creces a la ficción.
Todo sucedió en la primera semana de junio, y la he llamado “mi semana fantástica”, que más que una semana pareció un mes, y en vez de fantástica fue de terror.
Después de concretar que la inauguración se haría el sábado 04 de junio, comenzamos a trabajar para dejarlo todo listo.
El viernes 27 de mayo me aparecieron unos granitos en la espalda, que supuse que era una reacción alérgica o algún bichito (tipo pulga) que me había picado.
Yo soy una tía fuerte y suelo recuperarme rápido de estas cosas, así que no le di la mayor importancia.
El domingo esos granitos estaban mucho peor, así que se lo enseñé a un amigo médico español que me dio antihistamínicos y antibióticos.
El lunes 30 la cosa no mejoraba y encima me dolían raro, como si me clavaran alfileres, pero yo no podía parar porque tenía mil historias en la cabeza.
El martes la cosa estaba peor y me estaba volviendo loca, así que fuí ir a otro médico.
# Gusanos y arquitectura.
El martes 31 de mayo me dieron la gran noticia:
Era una miasis de cordylobia antropófaga (para entendernos todos, LARVAS DE MOSCA).
Aquí en Guinea tenemos la mosca del mango que deja sus huevos en la ropa húmeda. Por eso se recomienda planchar toda la ropa bien por dentro y por fuera, y sobre todo en las costuras.
Cuando la gente no lo hace o como es mi caso, la mosca entra en tu casa con la mala suerte que llega a tu toalla del baño… pues Houston tenemos un problema.
El huevo toca la piel y entra de forma indolora en el cuerpo, y ahí es cuando empieza el proceso.
Lo habitual es tener uno o dos granos, es bastante doloroso y puede llegar hasta dar fiebre.
Como a mí me gusta hacerlo todo a lo grande tenía más de veinte.
Imaginaos mi cara, 5 años en Guinea y me tenía que pasar esto a tres días de la inauguración.
Y cómo termina la historia…
Hay que extraer las larvas enteras. Si se rompen al sacarlas provoca una gran infección.Lo que se hace entonces es asfixiarlas. Te ponen vaselina en cada grano, te los tapan bien y tienes que volver a las 24 horas.
El papelón era mayúsculo: volver a casa con la familia numerosa encima. Me había convertido en una NAVE NODRIZA.
El miércoles me sacaron 4 por la mañana y 18 por la noche.
La doctora, una mujer encantadora, me hizo un comentario que siempre recordaré:
“Se nota que eres de bosque, eres fuerte”
Al final, pasado el susto, se inauguró la obra y actualmente estamos preparando la apertura y la recepción provisional.
Pero eso es otra historia, que espero contarte próximamente.
Espero que este artículo te haya sido de utilidad y siempre planches la ropa si viajas a África, o al menos te haya entretenido.
Y de nuevo gracias a todos los compañeros que estáis participando en que “Diario de una arquitecta” se llene de contenido interesante.
Y a ti que estas leyendo esto, ¡Muchas gracias por estar aquí!
Un fuerte abrazo,
Elena
WOW !!! Menuda aventura,
Gracias por compartir la experiencia y contarla con ingenio.
Un abrazo
¡Gracias Santiago!Por tu comentario y por pasarte por aquí. 🙂
Un abrazo
Estimada colega, hoy ingresé a tu blog y ya me despaché este relato de tus gusanitos. Pobre Elena, no lo habrás pasado nada bien, y sin embargo, al leerlo me fue muy ameno, entretenido y simpático, Ahí me di cuenta que me gustará este sitio web. Gracias por compartirlo y espero que planches toda tu ropa por dentro y por fuera para que no vuelva a sucederte lo mismo. Un abrazo desde Paraguay y que sigas bien.
Gracias Jorge, Un placer tenerte por aquí. Y sí ahora si que plancho todo jejeje. Un abrazo