Con este artículo pretendo contarte algunas de mis conclusiones de lo que significa ser líder y cómo podemos mejorar nuestro liderazgo.
Liderazgo es una de esas palabras que la gente usa de forma habitual, y de la que estoy segura que la mayoría nunca se detiene a pensar más allá.
- ¿Realmente sabemos qué significa ser un líder?
- ¿El líder nace o se hace?
- ¿En qué nos beneficia mejorar nuestro liderazgo?
- ¿Los arquitectos necesitamos ser líderes?
Estas son algunas preguntas sobre las que he estado pensando y leyendo estos días.
Y nada más comenzar a leer las 21 leyes irrefutables del liderazgo, de John C. Maxwel, choqué con la primera justo en la frente:
1ª Ley.- La ley de tope: la capacidad de liderazgo determina el nivel de eficacia de una persona.
Ahí queda eso.
Lo que nos dice la primera ley es que si queremos conseguir nuestros objetivos, aunque mejoremos nuestras habilidades y conocimientos, siempre toparán con nuestra capacidad de liderar. Y eso es lo que hace que mejorar nuestro liderazgo sea tan imprescindible.
Pero empecemos por el principio.
El concepto de líder.
Si alguien me hubiera preguntado hace unos años mi definición de líder habría dicho seguramente que es la persona que está al frente de un equipo.
Esta definición ha ido modificándose durante todos estos años.
Veamos lo que dicen algunos expertos. Estas son algunas de mis citas preferidas sobre liderazgo:
“Si tus acciones inspiran a otros a soñar más, aprender más, hacer más y ser más, tú eres un líder.”- John Quincy Adams.
“El liderazgo es el arte de conseguir que alguien haga algo que tú deseas que haga, porque él quiere hacerlo.”- Dwight D. Eisenhower.
“Los líderes sobresalientes destacan por su manera de aumentar la autoestima de su personal. Si las personas creen en sí mismas, es increíble lo que pueden lograr.”- Sam Walton.
La personalidad de un buen líder abarca muchas virtudes:
- Ser un modelo para los demás.
- Tener don de gentes.
- Poseer un pensamiento planificador y estratégico.
- Establecer una visión y una dirección.
- Ser influyente.
- Ofrecer confianza.
- Generar resultados.
- Ser maestro y mentor. Desarrollar a las personas.
- Fijar objetivos ambiciosos.
- Comunicar con fuerza.
- Ser colaborador y un buen jugador de equipo.
- Incentivar la innovación.
Puede que te resulte demasiado complicado cumplir con todas estas virtudes.
Piensa que son independientes entre sí. Es cierto que se complementan, pero ninguna de ellas es determinante.
Y lo bueno de esto es que se trata de habilidades, por lo que pueden ser aprendidas y practicadas.
Cómo empezar a ser un arquitecto líder.
Liderar a un grupo de gente expone nuestras deficiencias y carencias.
Cuando uno queda a la cabeza de algo, rasgos que antes eran bastante fáciles de enmascarar, como el temperamento, la procrastinación o la falta de conocimiento técnico, ya no son sencillos de esconder, y no sirve la típica frase ingeniosa y una encantadora personalidad.
Si ya estás convencido de la importancia de formarte y mejorar tu liderazgo, aquí te dejo algunas de las pautas que yo misma estoy aplicando en mi día a día.
Cuando tu equipo está esperando las instrucciones, estas son mis recomendaciones:
1#- Predica con el ejemplo.
No pidas a la gente que haga cosas que tú no haces.
- Si les pides que trabajen hasta tarde, tú debes ser el primero que se quede con ellos.
- Si no eres puntual, no puedes exigir puntualidad.
- Si quieres que sigan formándose, todo deberá empezar por ti.
2# Construye siempre sobre tus fortalezas.
¿Cuál es tu punto fuerte? Si lo sabes, explótalo al máximo.
Según estudios de Zenger y Folkman, mejorar nuestras fortalezas provoca que nuestro liderazgo pase de ser competente a extraordinario.
La mayoría de la gente piensa que es mejor mejorar el nivel de nuestras debilidades, y aunque no está de más mejorarlas, es mucho mejor centrarnos en potenciar lo que ya se nos da bien hacer, nuestro talento y habilidades.
Recuerda que el uso de nuestras fortalezas favorece la creatividad y nos infunde valor para abordar nuestros retos, superar baches y obstáculos emocionales o psicológicos, personales o profesionales.
3# Sé transparente y obtendrás colaboración.
En esta nueva Era del Conocimiento, la colaboración entre equipos es básica.
El arquitecto sólo en su estudio con una secretaria y un delineante ya no existen.
Ya no podemos seguir siendo los únicos que tomemos las decisiones; debemos crear confianza y cooperación, establecer credibilidad, comprender a los demás, conectar emocionalmente y desarrollar innovación.
Y la transparencia es el pilar para ello.
4# El trato de tú a tú.
Liderar es conversar.
Conversar de tú a tú ofrece muchas ventajas, ya que nos da la oportunidad de tener conversaciones en un ámbito más protegido.
El liderazgo no tiene nada que ver con el cargo o el título, sino que se demuestra con las relaciones interpersonales. Cumples promesas, escuchas atentamente, dices la verdad, fomentas el respeto y logras relaciones de confianza duradera y genuina.
Siempre he creído que en cualquier equipo, el jefe y el empleado son mutuamente responsables de asegurarse de que el empleado sea feliz y productivo. Y todo comienza con una buena comunicación personalizada.
Recuerda que aún no podemos leer las mentes, así que conversa con la gente.
5# No estés siempre disponible ni resuelvas todos los problemas.
Si acostumbras a dar soluciones a todos los problemas no dejarás que la gente se esfuerce en encontrar su forma de realizar las cosas.
Fija el resultado final, pero ofrece que cada uno busque su propio proceso; puede que te sorprenda.
Una última cosa. Si no sabes si vas por buen camino, hay una famosa cita de Margaret Thatcher que es particularmente apropiada en este caso:
“Ser líder es como ser una dama. Si tienes que decir a la gente que lo eres, significa que no lo eres.”
¿Necesitamos los arquitectos ser líderes?
Estoy convencida de que sí. El único camino para conseguir ser profesionales de éxito es que nos reinventemos como líderes.
Y a ti, ¿qué te parece? Te espero en los comentarios.
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