Buscando por internet el concepto tan de moda y tan importante de conectar la arquitectura con la emoción me he topado con un blog muy personal que me ha enganchado desde el primer momento.
Geles Rivera tiene realmente desarrollado el diario de una arquitecta en su blog arquitectura y emoción y lleva escribiendo desde 2011.
Ahora también la puedes encontrar en gelesrivera.com
Para mí, Geles tiene una historia muy inspiradora; Una mujer fuerte que se ha atrevido a montar su propia empresa, se ha enfrentado a su cierre, ha decidido salir de España, y de Europa, luchar por hacerse un hueco en el sector, y mientras hacia todo esto ha descubierto su verdadera pasión y está peleando por conseguir vivir realmente de ella.
Y saber lo mejor de todo, que en sus palabras no hay quejas, ni reproches. En sus palabras sólo hay mucho aprendizaje.
1# ¿Quién es Geles Rivera?
Por lo que he leído en tu blog vives en Qatar desde hace más de 3 años.
Cuéntanos un poco tu historia, que debe ser apasionante.
¿A qué te dedicas exactamente?
Llegué a Qatar en 2012, tras cerrar mi despacho en España. Las circunstancias me empujaron a llevar a cabo lo que tanto había querido y no me había atrevido a hacer: volar. Después del Erasmus tenía amigas por toda Europa y las visitaba con cierta frecuencia. Cuando regresaba a Valencia siempre me quedaba un regusto amargo y el mismo pensamiento: yo también quiero salir, vivir mi aventura. Qué pena no poder irme por el despacho, los clientes, el seguro, el colegio de arquitectos…
El caso es que cerré tras unos meses de pérdidas y deudas y llegué a Qatar. Comencé en un despacho de arquitectos y viví a partes iguales la fascinación por esta nueva aventura y el susto del cambio. Un año después me despidieron y decidí continuar en el país. Comencé un periplo que duró dos años, pasando por otros dos empleos, mudanzas varias, una empresa que no me pagaba y situaciones que pusieron a prueba mi capacidad y mi resistencia. Por cierto, somos mucho más capaces de lo que imaginamos, solo necesitamos la situación para darnos cuenta.
El caso es que, tras una serie de carambolas comencé a trabajar como diseñadora en una empresa de interiorismo. Y aquí me he quedado el último año y medio. Y sigo, claro. Me siento cómoda, el ambiente es agradable y los horarios son buenos. En las empresas de construcción en Qatar la semana laboral es de cuarenta y ocho horas, que se reparten en seis días o en cinco. En mi empresa trabajamos cuarenta horas y mis fines de semana son de dos maravillosos días. Para muchas personas esto es lo normal, pero aquí yo lo vivo como un privilegio.
Poco a poco me he hecho al puesto y este se ha hecho a mí. Por fortuna desarrollo la parte más técnica, preparo planos y coordinando con otros agentes. La parte de elaborar el concepto no me gusta. Siento decirlo, pero no me gusta nada. Y mi jefa, que es muy lista, se ha dado cuenta y me encarga la parte más técnica. Por un lado, doy lo mejor de mí a la empresa y por otro, me siento contenta cada día.
He llegado a la conclusión de que trabajar en Qatar, especialmente para una mujer, depende enormemente del contexto en el que te encuentres. En mi primera empresa casi todos eran musulmanes y mi jefe, afgano. Mis compañeras vestían con hijab y el ambiente era muy conservador. Aprendí a no tocar a los chicos en el hombro cuando hablaba con ellos, a no hacer ningún cumplido, bueno, solo a las chicas y a vestir de una forma más que recatada. Mi actual empresa está dirigida por una familia de Sudáfrica. El clima es occidental, yo visto como lo haría en España, me relaciono con clientes y proveedores de manera relajada y puedo decirle a mi compañero que me gusta su camisa sin que nadie se asuste.
Como técnicos europeos nos respetan y mucho. Esto se nota desde el trato con el que se dirigen hacia nosotros, en su confianza como profesionales y hasta en los sueldos. Tengamos en cuenta que esta sociedad está increíblemente jerarquizada. Dependiendo de tu color de piel, de tu pasaporte y del acento con el que hablas inglés, estás en un escalón o en otro.
Por lo general me siento cómoda. La construcción puede resultar árida en ocasiones, sobre todo en la obra. Pero esto también sucedía en España. Como es lo que hay, aunque no lo hayamos elegido, se acepta y llegas a acostumbrarte.
2# Expatriada en Oriente Medio
La vida de expatriada ya de por sí es dura, por lo lejos que te sientes de la familia, por la diferencia cultural y, aunque al final entras en una rutina y te habitúas, nunca puedes olvidar que estás viviendo una vida nada convencional.
¿Cómo es la vida diaria en un país del Oriente Medio?
Estamos tan enfrascados en el frenesí del día a día que a veces se nos olvida lo pintoresca que llega a ser nuestra vida aquí o las situaciones en las que nos vemos sumidos por el trabajo. Por ejemplo, tengo compañeros de siete nacionalidades distintas, cada uno con un credo y una cultura diferente. Nadie habla español. Y llegas a olvidarte de esto. Acaba pareciéndote natural.
He tenido reuniones con un jeque que posee una increíble fortuna y he conversado con él casi como lo hacía con mis clientes de España, haciéndole las preguntas rutinarias para ver cómo quería su palacio. Esto, en un hotel de cinco estrellas de Doha.
He visitado una obra con un cliente y hemos ido en su porsche deportivo. Otro, me ha colado por la zona VIP del aeropuerto para ahorrarme la cola en los controles.
En mi anterior empleo diseñaba viviendas para qataríes. Ninguna tenía menos de mil metros cuadrados construidos. Algunas veces alucinaba y otras, las excentricidades que llegaba a proyectar se convertían en trabajo rutinario.
En definitiva, trabajar aquí como arquitecta o diseñadora es increíble pero el día a día nos hace normalizar las circunstancias.
Recomendarías a los arquitectos a viajar allí a buscar trabajo.
En muchas ocasiones me han preguntado compañeros si les aconsejaba venir. No hay una respuesta para todos. Conozco arquitectos que están disfrutando esta experiencia, pero hay muchos españoles que sufren el estar aquí y lo hacen solamente por el sueldo que cobran. La vida en Qatar es árida. Ser expatriado ya es duro en sí y el desierto no lo pone fácil. Si eres una persona que disfruta con nuevas experiencias, a la que le apasiona descubrir otras culturas, si te apetece empatizar para entender mejor… vente. Si no lo eres y puedes evitarlo, no viajes a un país musulmán. Hay que estar muy abierto a las diferencias para poder ser feliz aquí.
3# ARQUITECTOS VS EMPRESARIOS
Para mí, uno de los grandes problemas que tiene nuestra profesión o sectorsobre todo en países de habla hispanaes que nos cuesta entender que nuestro trabajo no deja de ser un negocio. Nos falta visión empresarial y comercial.
Tú empezaste como freelance en España y luego decidiste emigrar y buscar algo fuera por cuenta ajena.
Cuéntanos las diferencias que has encontrado (si las hay) sobre cómo se entiende el negocio de la arquitectura en países como Qatar.
Mi experiencia como freelance fue dura y enlacé el principio de la profesión con la tantas veces mencionada crisis. Es cierto, durante la carrera nos enseñan a proyectar, pero nunca nos dicen que de ahí tienes que obtener dinero ni tampoco cómo hacerlo. Y la realidad es que cuando tienes problemas financieros, hasta el amor por el arte se deteriora. Según mi experiencia, la figura del autónomo en nuestra profesión no puede funcionar. Lo tienes que hacer todo y ser una mujer orquesta. Al final, no te centras en nada y no aprendes en profundidad. ¡Si me hacía hasta la contabilidad! Ahora sé que el trabajo en equipo funciona mejor. Cada uno se encarga de una parte y luego ya van surgiendo las sinergias. Uno solo para hacer arquitectura como negocio… inviable. Y no se entienda la palabra negocio como algo negativo, más bien es que todos tenemos esa manía de comer a diario y recibir nuestras facturas a final de mes.
¿Crees que la arquitectura a golpe de talonario desprende menos emoción?
En la Universidad me enseñaron principios. Un arquitecto con mayúsculas tiene en cuenta la economía, la ecología, la funcionalidad y las personas que van a usar los espacios. No me gustan las grandilocuencias ni las fanfarronadas en forma de edificios que crean algunos arquitectos de moda. Recuerdo con nostalgia las enseñanzas de Miguel Campos, que fue mi profesor de proyectos durante varios años. Él nos enseñó lo que es arquitectura con sensibilidad. Y, sin embargo, aquí me hallo, como componente de un engranaje que produce interiorismo comercial. Muy edulcorado, con gestos básicos y materiales que llaman modernos. Sí, formo parte de la industria. Y no lucho por cambiarlo, ni siquiera he llegado a pensar que pueda hacer algo. Me dedico a dejarme arrastrar por la marea. Necesito un puesto de trabajo y, para consolarme, suelo pensar que me lo paso bien dibujando planos y que no es mi culpa que la sociedad demande estos espacios.
4# Arquitecta comercial.
También comentas en uno de tus artículos que estuviste trabajando una temporada con un papel de comercial.
Yo creo que todo el mundo debería tener alguna vez en su vida un trabajo de comercial, ya que aprendes unas lecciones muy valiosas que de otra forma es difícil asimilar.
¿Cómo fue la experiencia?
Este capítulo fue muy gracioso. Duró poco pero me divertí y aprendí muchísimo. Era comercial en una empresa que suministraba piezas de mármol y otros pétreos para la construcción. Pero no eran mármoles cualesquiera, se trataba de elementos tallados a mano y con incrustaciones de piedras semipreciosas. Yo me dedicaba a visitar a los posibles clientes. Así, me vi con qataríes que estaban construyendo sus humildes casitas, con los ingenieros jefes de los hoteles de cinco estrellas y con arquitectos y diseñadores de obras en proceso. Fue una experiencia enriquecedora y, con tantas visitas, me aprendí la ciudad de memoria.
¿Cuál fue tus lecciones más valiosas de esta etapa?
En primer lugar, que estás en el otro lado. Los arquitectos todavía conservamos cierto estatus social. Se nos respeta como profesionales (más o menos) y aun existe un cierto halo alrededor de nuestra figura. Yo me reunía con ellos como la vendedora de mármoles, cargando esas pesadas muestras y sonriendo todo el tiempo. Estuve al otro lado y esta fue una gran lección.
Por supuesto, tratar con el público te enseña mucho. Adquieres habilidades sociales, aprendes a empatizar y a ponerte en la piel de la otra persona. Además, trataba con árabes, con indios y con occidentales. La manera de atender a un comercial era totalmente distinta. Mis favoritos eran los árabes. Primero te ofrecían café o té (y está mal visto rechazarlo). Luego, charlábamos sobre la vida, Qatar, nuestros países y por fin, cuando ya “somos amigos”, entonces hablamos de negocios. A mí me gusta más ese modo que el occidental, tan directo.
5# La arquitecta escritora o la escritora arquitecta.
Por lo que he podido descubrir en tu blog te gustaría asentarte como escritora profesional. Actualmente escribes en un periódico, tienes un libro y acabas de lanzar tu web profesional.
¿Crees que la balanza se decantará hacia la escritora o la arquitecta? ¿Sobre qué tienes pensado escribir próximamente?
A mí me gusta pensar que soy escritora. Espero poder dedicarme un día a las palabras de manera profesional y la arquitectura ha sido, sin ninguna duda, mi camino. No es una profesión cualquiera. Incluso a los que tienen menos vocación, les cala hasta los huesos y no ven la vida de la misma manera. Ya sé que nos acusan de ególatras y vanidosos por pensar así. Pero es verdad, la arquitectura te condiciona la manera es que percibes el mundo.
Y con relación a mis textos, no escribiría como lo hago si no hubiese recorrido este camino. A veces el proyecto para un edificio o para una historia no es tan diferente. Y en cada etapa como arquitecta, algo sucede con mis palabras. Por ejemplo, desde que trabajo en interiorismo, mis descripciones son mucho más ricas.
¡Qué pregunta tan bonita! Próximamente quiero publicar una historia que escribí hace dos años. No me había atrevido porque es muy íntima y tiene una parte autobiográfica. Después de Ramadán hay unos días libres y una celebración religiosa. Ese será el momento, a modo de ritual, de hacer la última revisión antes de lanzarla.
Escribo una columna semanal en un periódico. La experiencia y la crítica está siendo positiva, así que me gustaría involucrarme con más medios.
Y, por último, tengo dos historias en la cabeza pendientes de desarrollar. Dos bocetos podemos decir.
6# UN CONSEJO para arquitectos.
¿Cuál sería tu mejor consejo para que los arquitectos que están empezando y buscan encontrar un trabajo o camino por dónde comenzar?
Recuerdo que los primeros años se confundía la arquitectura con la propia vida. Tenemos que recordar que es una faceta, una profesión, una pasión si quieres. Pero no es la vida. A veces tenemos que recibir muchas bofetadas para darnos cuenta y he visto a personas que, de tantos palos se han ido a la otra parte, llegando a aborrecer la profesión.
7# EL FUTURO DE Geles Rivera.
¿Hacia dónde va tu carrera profesional?¿Qué esperas de los próximos años?
No me imagino trabajando como arquitecta o interiorista durante muchos años ni tampoco estoy invirtiendo esfuerzos en crecer como profesional. Realmente quiero escribir y el trabajo que tengo ahora es un medio para poder vivir. Y también la oportunidad de tener esta experiencia.
¿Tienes pensado algún cambio para el futuro?
Quizá vuelva a Europa el próximo año. No me imagino viviendo en España en un corto plazo, pero sí necesito estar más cerca de mi familia y de mi cultura. Quizá Europa sea el próximo destino.
Confío en el futuro y tengo fe en la vida. Vamos a ver por dónde nos lleva…
¿ Qué te ha parecido la trayectoria de Geles? ¿te animas a seguir sus pasos?
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